domingo, 23 de julio de 2006

Tras un agotador día lleno de sorpresas y buenos momentos, siento mucho ver que este día acaba y es uno menos aquí. Esta mañana desde mi ventanal ha sido el despertar más bonito e inesperado que he tenido nunca. A las 7 de la mañana abrí los ojos y tumbado en mi almohada vi por esa gran ventana un aro rojo que surgía tras la línea del horizonte del mar. Era el sol amaneciendo y acariciando con sus primeros rayos de luz mis ojos. Que sonrisa me produjo tal escena que nunca antes aquí pude tener así. El ir viéndolo subir al cielo un nuevo día. Y seguido sin moverme de mi postura tumbada, cerrar los ojos de nuevo y dormir más tiempo. Es la vista más bonita y amplia que hemos tenido aquí nunca antes. Como estar ahora mismo tumbado en mi cama escribiendo estas letras de noche viendo romper las olas y oyéndolas. Y por el día, al estar en la salida del muelle del puerto, ver entrar y salir desde el sofá los veleros y yates.
Así como la vida en este hotel que se me está haciendo muy agradable tanto por las instalaciones como por el personal de todos los departamentos que tanta similitud me dan a mi día a día al que tan poco me queda para volver. Un servicio muy bueno, buena acogida y un ambiente en el que te sientes como en casa. Me voy a aficionar yo a esto de los hoteles, jejeje.
La gozada de los baños en el mar con el paisaje que detrás acompaña, esos paseos por sus calles y caminos, sin horas, sin prisas, sin pensar. La excursión de un día hecha hoy que le ponía la puntilla. Y esa paellita en el Delta del Ebro para celebrar el cumpleaños que era este mismo día, en aquella zona de España tan apartada de cualquier acción humana cuando vas por la desembocadura en barco hasta el mar y sólo ves los humedales con sus garzas, gaviotas y flamencos escuchando el sonido de la brisa y llegando a la amplitud del mar, donde ni la cobertura del móvil ya existe y deja de funcionar. Acordándome mucho de Sofi que no muy lejos está divisando a lo lejísimos donde estaría ella entonces. Tan cerca en Madrid y también aquí ;) Todo el año me gané estos pequeños y dulces momentos.
Y como puse ayer, que extraño resulta y gracioso a la vez, el ver las reacciones espontáneas mías de otro que trabaja en el sector hotelero :-P Como cuando iba a recoger a Meli al NH y comparábamos todo cómo lo hacen, cómo trabajan, aquí ha sido igual ;-) Hacer el check in sabiendo cómo hacerlo para conseguir buen trato y buena habitación, mirar los pasos que hacen, su programa informático y de llaves, el back office, el botones de la puerta con su dect pidiendo taxis y con el cutre carrito de las maletas, los uniformes, las instalaciones, las dotaciones de las habitaciones, los horarios y saber cuándo se hace tal y cual cosa, o cómo lo hacen… Cosas que si no trabajara en ello nunca me fijaría y ahora me resulta curioso estar en el otro lado, de cliente y no de empleado. Hasta el modo en que se que gusta que trates a los empleados entendiendo sus situaciones en determinados casos que vivo cada día. Y siendo tan curiosón yo, ya buscando por donde estarán las dependencias ocultas de lavandería, mantenimiento, zona de personal, oficinas y demás :-P
Así como en la noche, igual que vi al sol salir por el mar, la luna que me seguía en Madrid, me siguió hasta aquí y ahí estaba sobre las aguas del mar , junto con después la enooooooooooorme estrella de Venus, el lucero del alba.
Y con ellas, ahora iré a dormir todo cansado de todo el día para mañana aprovechar desde temprano todas las horas que se me brinden por delante.

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