martes, 18 de julio de 2006

El Nacimiento de la Luna.

Cuando ya estaba a punto de ir a dormir, y dar por acabado el día, en mi último momento de relax asomado al frescor y silencio de la noche, atisbé en el horizonte una luz tenue y rojiza. No le di mayor importancia, hasta que su intensidad fue incrementándose y su silueta dibujándose. Era su surgir a la noche madrileña timidamente y pasando desapercibida. La misma media Luna que ahora domina el cielo elevándose minuto a minuto para vernos desde arriba. Callada, sonriendo,mi astro salió a decirme Hasta Mañana cuando vió que me iba. Es la primera vez que la veo asomarse. La primera vez que nos recibimos mutuamente.
En la tranquilidad de la noche, viendo apagarse las últimas luces, los cierres de los bares, la vecina de enfrente de cada noche que se asoma a la ventana a fumar, y hoy sobre el parque, aquella que camina silenciosa por el cielo.
La misma que nos mira a todos a la vez y cuida de los sueños. Mirando a los sueños de aquellas personas que más aprecio, y que me hace recordar. Enviando mensajes a las mentes dormidas de las personas que nos importan, para que sueñen con aquello. Un momento que me hace pensar en ciertas personas muy especiales que ahora estarán con los ojos cerrados y a quienes desde aquí, con su ayuda acompaño, ya que si abrieran los ojos verían la misma silueta amarillenta que yo desde aquí. Así con su mirada, colarme en sus ojos soñadores. Y decirles todo aquello que el sol no permitió.
A quienes recuerdo, a quienes añoro, a quienes cada día me hacen reir, y quienes cada día me dejan triste. Sobre todo, a quien hasta hace un tiempo me mostró el lado visible y bonito de su cara, y hoy sólo veo la cara oculta de la Luna.
Buenas noches.

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