El finde de mi cumpleaños fue muy especial, tanto por las cosas que hize, como porque fue el primero que pasábamos juntos y me encantó esa idea.
Comenzó el sábado pasando el día juntos en Segovia. Una idea que teníamos desde semanas antes y que al final pudo ser y el tiempo nos dejó un hueco de buen día para poder ir… Un día especial tanto para ella que hacía mucho que no iba como para mi que llevaba semanas deseando volver y callejearla.
Con un rápido viaje de charla que se fue volando para tras entrar y aparcar sin problemas en la Chupitería y el Karaoke, comenzar nuestro día, como no, desayunando, jeje. En una bonita cafetería cogiendo fuerzas para la mañana, con mi tradicional desayuno de la UAM :P Y ya de ahí partimos al acueducto que me encantó volver a ver en directo. Siempre me ha gustado cómo es y el mérito de haberlo hecho a “hueso”, sin argamasa entre las piedras y que sobreviva el paso del tiempo así… Con sus vistas desde lo alto. Y en cuyo pie me gustó ver que había un extraño Tio Vivo en plan modernista con figuras realmente extrañas que daban hasta miedo algunas…
Desde ahí comenzamos a adentrarnos en la ciudad, por la calle principal arriba, pasando por la Plaza de la Iglesia de San Martín, que para variar allí, son monumentos que no se pueden visitar… :S Llegando hasta la Plaza Mayor con la Catedral a su izquierda y el Teatro Juan Bravo a su derecha. Y en el centro el templete para música.
Estando ya allí aprovechamos a visitar la Catedral por dentro. Una de las catedrales góticas que me gusta pasear por su interior. Capilla por capilla y el claustro que pudimos pasar al jardín interior con su pozo. Cosa rara… Y el coro en medio de la iglesia con antiguos códices.
De allí dimos una pequeña vuelta bajando hasta el Alcázar y subiendo de nuevo en busca de un lugar donde comer. Sin que fuera caro y que nos convenciera. Ardua tarea por aquellos alrededores, pero que al final salió bien tal como lo hicimos en un sitio en la Plaza Mayor que nos convenció que era casualmente el mismo Mesón donde comí la última vez… Yo allí no perdonaba el menú clásico de judiones y cochinillo con vino, jeje. Compartido con pimientos y brochetas para ambos. Y acompañado por unos tuneros por ahí cantando y bailando en la plaza, jeje.
La tarde relajadamente fue para ver la Casa-Museo de Antonio Machado, donde vivió unos años allí en lo que en su día era una pensión, donde se podía ver cómo era entonces, conservada tal cual era, con sus bajos techos, su entrada rústica, su cocina típica de aquellos años con cosas curiosas que ahora ya nos son arcaicas, su despensa, el cuarto de comer, un antiguo gramófono lector y reproductor que usaban para grabar el cancionero popular y recogerlo. Libros censurados entonces, los de su amada Guiomar, su habitación y diversos utensilios de la época. Donde me gustó poder dejar mi segunda firma en el libro de visitas.
Una agradable visita bastante íntima al ser en principio la guía y nosotros, que recuerdo era la misma de la anterior vez que fui con Meli. Y mira que ya hace años… Desde allí fuimos a nuestra última visita al Alcázar, lo que más me gusta de allí y que me gusta que sea el plato final… Es que me encanta su apariencia medieval y de cuento, con sus torres almenadas, el foso, y sus estancias de época… Aunque lo recordaba más grande y en eso me defraudó bastante porque eran muy pocas salas… Desde la sala de armaduras, la del trono, salas de reuniones con sus ventanales típicos y tapices. El dormitorio con una cama bien chica, la sala de la Iglesia y… ya! Aunque luego haya otra sala de armas de entonces y los patios pero no se… lo vi escaso… Y que no pude irme de allí sin Lacasitos, jeje. Vimos también la parte dedicada al Colegio de Artillería con métodos de hacer armas, pólvora, planos, gráficas y su evolución ya que allí era su sede principal.
Y también aprovechamos que en sus bajos, yendo a los baños, jeje, por ser el 2 de Mayo, había una exposición de miniaturas de soldados de plomo recreando escenas de la guerra, donde pudimos ver a nuestro guerrillero zaragozano 4 veces repetidooo, jeje, que había que dejar constancia de ello en el libro de firmas :P Aunque anécdota aparte, estaba bien hecha cómo reproducían distintos momentos de la contienda.
Y para terminar, lo que más me gusta que es subir el torreón hasta lo alto por su escalera de caracol y ver las vistas desde arriba de Segovia y alrededores y la que no conocía que es la silueta de la “Mujer Tumbada”. Cuando ya bajamos y nos fuimos, regresamos por el camino principal cayendo en la tentación de unas yemas segovianas :P , hasta el Acueducto con parada y fonda en su escalinata para catar los Lacasitos, jeje, y ya coger el coche dando una vuelta despedida por su ronda. Pudiendo ver Segovia desde abajo, con el Alcázar en lo alto y el Valle del Eresma. Y las iglesias de extramuros. Bordeando el acueducto a su paso por la ciudad para ya en las afueras tomar rumbo a Madrid…
Comenzó el sábado pasando el día juntos en Segovia. Una idea que teníamos desde semanas antes y que al final pudo ser y el tiempo nos dejó un hueco de buen día para poder ir… Un día especial tanto para ella que hacía mucho que no iba como para mi que llevaba semanas deseando volver y callejearla.
Con un rápido viaje de charla que se fue volando para tras entrar y aparcar sin problemas en la Chupitería y el Karaoke, comenzar nuestro día, como no, desayunando, jeje. En una bonita cafetería cogiendo fuerzas para la mañana, con mi tradicional desayuno de la UAM :P Y ya de ahí partimos al acueducto que me encantó volver a ver en directo. Siempre me ha gustado cómo es y el mérito de haberlo hecho a “hueso”, sin argamasa entre las piedras y que sobreviva el paso del tiempo así… Con sus vistas desde lo alto. Y en cuyo pie me gustó ver que había un extraño Tio Vivo en plan modernista con figuras realmente extrañas que daban hasta miedo algunas…
Desde ahí comenzamos a adentrarnos en la ciudad, por la calle principal arriba, pasando por la Plaza de la Iglesia de San Martín, que para variar allí, son monumentos que no se pueden visitar… :S Llegando hasta la Plaza Mayor con la Catedral a su izquierda y el Teatro Juan Bravo a su derecha. Y en el centro el templete para música.
Estando ya allí aprovechamos a visitar la Catedral por dentro. Una de las catedrales góticas que me gusta pasear por su interior. Capilla por capilla y el claustro que pudimos pasar al jardín interior con su pozo. Cosa rara… Y el coro en medio de la iglesia con antiguos códices.
De allí dimos una pequeña vuelta bajando hasta el Alcázar y subiendo de nuevo en busca de un lugar donde comer. Sin que fuera caro y que nos convenciera. Ardua tarea por aquellos alrededores, pero que al final salió bien tal como lo hicimos en un sitio en la Plaza Mayor que nos convenció que era casualmente el mismo Mesón donde comí la última vez… Yo allí no perdonaba el menú clásico de judiones y cochinillo con vino, jeje. Compartido con pimientos y brochetas para ambos. Y acompañado por unos tuneros por ahí cantando y bailando en la plaza, jeje.
La tarde relajadamente fue para ver la Casa-Museo de Antonio Machado, donde vivió unos años allí en lo que en su día era una pensión, donde se podía ver cómo era entonces, conservada tal cual era, con sus bajos techos, su entrada rústica, su cocina típica de aquellos años con cosas curiosas que ahora ya nos son arcaicas, su despensa, el cuarto de comer, un antiguo gramófono lector y reproductor que usaban para grabar el cancionero popular y recogerlo. Libros censurados entonces, los de su amada Guiomar, su habitación y diversos utensilios de la época. Donde me gustó poder dejar mi segunda firma en el libro de visitas.
Una agradable visita bastante íntima al ser en principio la guía y nosotros, que recuerdo era la misma de la anterior vez que fui con Meli. Y mira que ya hace años… Desde allí fuimos a nuestra última visita al Alcázar, lo que más me gusta de allí y que me gusta que sea el plato final… Es que me encanta su apariencia medieval y de cuento, con sus torres almenadas, el foso, y sus estancias de época… Aunque lo recordaba más grande y en eso me defraudó bastante porque eran muy pocas salas… Desde la sala de armaduras, la del trono, salas de reuniones con sus ventanales típicos y tapices. El dormitorio con una cama bien chica, la sala de la Iglesia y… ya! Aunque luego haya otra sala de armas de entonces y los patios pero no se… lo vi escaso… Y que no pude irme de allí sin Lacasitos, jeje. Vimos también la parte dedicada al Colegio de Artillería con métodos de hacer armas, pólvora, planos, gráficas y su evolución ya que allí era su sede principal.
Y también aprovechamos que en sus bajos, yendo a los baños, jeje, por ser el 2 de Mayo, había una exposición de miniaturas de soldados de plomo recreando escenas de la guerra, donde pudimos ver a nuestro guerrillero zaragozano 4 veces repetidooo, jeje, que había que dejar constancia de ello en el libro de firmas :P Aunque anécdota aparte, estaba bien hecha cómo reproducían distintos momentos de la contienda.
Y para terminar, lo que más me gusta que es subir el torreón hasta lo alto por su escalera de caracol y ver las vistas desde arriba de Segovia y alrededores y la que no conocía que es la silueta de la “Mujer Tumbada”. Cuando ya bajamos y nos fuimos, regresamos por el camino principal cayendo en la tentación de unas yemas segovianas :P , hasta el Acueducto con parada y fonda en su escalinata para catar los Lacasitos, jeje, y ya coger el coche dando una vuelta despedida por su ronda. Pudiendo ver Segovia desde abajo, con el Alcázar en lo alto y el Valle del Eresma. Y las iglesias de extramuros. Bordeando el acueducto a su paso por la ciudad para ya en las afueras tomar rumbo a Madrid…
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