lunes, 23 de junio de 2008

¿Cómo pude perderte?

Nunca imaginé que perderte pudiese doler tanto. Nunca imaginé que nada pudiese crear tal sensación de vacío. Ahora me doy cuenta de que sin ti no soy nada, de lo difícil que es hacer las cosas si tú no estás conmigo. Te necesito como los poetas necesitan el dolor, como cada historia necesita su final… te necesito. ¿Dónde estarás ahora?
Te llevaba siempre junto a mi corazón, pendiente de cualquier cosa que quisieras decirme. Una señal tuya hacía que mis brazos te arropasen y mi mano acariciase tu silueta para sostenerte incluso en los peores momentos. Me pasaba horas y horas embobado, susurrándote cosas dulcemente, esperando que tú siempre me dijeses aquello que mis oídos deseaban oír. ¿Con quién hablarás hoy?
La última noche que estuve contigo entramos en casa aprovechando tus últimas fuerzas mientras te iba desnudando por el pasillo. Te miré, de la única manera que sé mirarte, y comprendí que necesitabas recargar energías. A trompicones saqué del cajón de la mesilla todo lo necesario y te tumbé en la cama para poder admirar tu perfil.
Es maravilloso ver cómo te iluminas cuando, por fin, consigo el perfecto acoplamiento… No obstante, nada es eterno y esa mañana te perdí para siempre. Ya no soy el mismo, no hablo con mis amigos, ni con mi familia e incluso me han despedido del trabajo. Te llamo a todas horas esperando que alguien descuelgue pero nada. Hoy no te veré.
Todas las noches vuelvo al pub donde estuve contigo por última vez y le pregunto al camarero si alguien sabe algo de ti. Sólo las copas están más vacías que las respuestas.
¡¡¡Desde aquí hice la última llamada!!! – grito desesperado- ¡¡¡Seguro que fue aquí donde perdí mi teléfono móvil!!! ¡¡¡Mi móvil!!!

No hay comentarios: