sábado, 31 de mayo de 2008

Gobán, el Carpintero.

“Para encontrar pareja hay que ser decidido/a, saber qué tipo de persona se busca o caer perdidamente enamorado/a”.

Había un buen carpintero que tenía un hijo muy tímido al que quería buscar esposa. Así es que urdió un plan: compró una oveja, la mató, quitó la piel, la enrolló y se la dio a su hijo para que la vendiera en el mercado. Pero le dijo que de vuelta a casa tenía que traerle el dinero y la piel.
El chico se fue al mercado y toda la gente se burló de él. Regresó a casa, pero el padre le dijo que al día siguiente tenía que intentarlo de nuevo. El chico volvió al mercado y la gente le tomó por loco. Volvió a casa y el padre le dijo que siguiera intentando y que en menos de un año conseguiría venderla.
Por el camino al mercado el chico se encontró con la criada de un granjero. El chico le contó la historia. Entonces la chica cortó la lana de la piel, la pesó y le pagó cuatro peniques. Y le dijo que le diera el cuero y el dinero a su padre. El chico así lo hizo. El padre se puso muy contento y le dijo a su hijo que fuera a buscar a tan inteligente chica. El padre la recibió con los brazos abiertos porque con lo de la piel había demostrado ser muy lista, una esposa ideal, así es que le preguntó si quería casarse con su hijo. Ella respondió que sí, y se casaron.

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