sábado, 5 de marzo de 2005

Cansado.

Han pasado muchas semanas en las cuales, mi situación ha sido bastante delicada. Mes de Febrero doloroso. De la cuales, me voy recuperando, aunque estas letras me esté costando no os podeis imaginar cuanto. Al no tener fuerzas ni para pestañear. Y la mente obtusa, cerrada… Supongo que en pocas líneas, me veré parando de escribir. En silencio estoy, sin poder pronunciar una sola palabra, porque mi garganta no me lo permitiría, comunicándome por señas y gestos. Perdí la voz.

Tres semanas convaleciente, empeorando por días, hasta un punto delicado. Y esta última semana de recuperación y posterior recaída. Gripe profunda que por mis bajas defensas llevó a grave neumonía. La cual me ha devorado todas mis fuerzas y me ha dejado sin energía, arrastrando mi cuerpo débil, con una mirada caída, y sin nada que me haga feliz ni que me haga sonreir. Ahora mismo, nada me llena. Ni siquiera quienes más me gustaría tener a mi lado, pero que sabiendo que no lo estuvieron, ¿qué significado tiene tratarse con personas lejanas que luego cuándo más hace falta no están? Que tienen sus vidas y aunque quieras formar parte diaria de esas vidas, luego no puede ser. Porque ves que van a lo suyo. Como ha pasado con esto que tanto me ha hecho sufrir, y no tuve su apoyo ni su compañía. Salvo de quienes se que puedo confiar en realidad. Y que lo han demostrado día a día.

En esas semanas de noches en vela y sin fuerzas, tuve un extraño sueño. Atípico a lo que siempre sucede en sueños así. En momentos en que mi cuerpo y mi mente estaban sufriendo algo que les superaba y les podían haber hecho cerrar los ojos para siempre, se dibujó ese sueño en mi en una noche de insomnio.

“Mi cuerpo yacía en una cama rodeado de toda mi gente alrededor. Bueno, salvo ciertas personas. Me costaba moverme y mi respiración era entrecortada. Oía los latidos de mi corazón como tantas veces oigo todas las noches. Pero esta vez, lentos y débiles. Sólo deseaba hacer una cosa: Cerrar los ojos. Y así fue.
Los cerré definitivamente, cuando oí el último latido, tras el cual, dejaría de correr sangre por mis venas. Fue un momento de paz. Tras el cual, dicen que nunca se sueña la muerte de uno mismo y te despiertas. Pero yo seguí ese sueño. Viendo cómo mi alma salía de mi. Y miraba a mi alrededor viendo a todos llorar. Vi a mis padres cogerme la mano llorando. Vi a Meli rodeada de lágrimas a mi otro lado. Mientras yo caminaba a su alrededor sin que me vieran. Sin que sintieran mi presencia allí. Mirándoles, diciendo que no pasaba nada, que estaba en paz. Pero no me veían, ni me oían. Les puse mi mano en el hombro y no la sentían. Y me vi. Me vi inerte. Nunca me había visto desde fuera.
Pero mi alma vagaba por ese entorno, viendo cómo me llevaban al Crematorio. Y en un escaso tiempo, toda la maraña de pelo y huesos que me forman se veía convertido en finas cenizas. Las cuales, tenían un destino ya prefijado, las cuales fueron esparcidas desde ek aire sobre tu calle, porque quería vivir allí siempre contigo; deseando descansar allí, a tu lado, para siempre. Sin que nunca supieras que todo aquello sucedió. Y que mi cuerpo descansaba a tu alrededor, en el aire que respirabas, en las pisadas que recorrías".

Coincidiendo con un hecho curioso pero que realmente, me asustó. Aunque pueda parecer algo imposible de suceder. Ya que sentí una presencia esa noche :-S Sabía que no estaba solo en la habitación y “alguien” me acompañaba. Pero no había más personas. Por lo que no era una presencia física. Y no se porqué, sabía la única persona que podía ser. Y creo que, por lo que sea, no me equivoqué. Y le tendí mi mano, sintiendo un extraño frío en la mía. Y tras ello, desapareció esa compañía que me rodeó.

Y no me extraña porque cosas así se que, raras, pero suceden. Como fue hace unas semanas que se murió la única amiga de mi abuela. Fue un sábado por la mañana. Cuando se fue. Pues al día siguiente, mi abuela recibió una llamada muy extraña que la asustó enormemente. Ya que era su amiga. Al día siguiente de morir. Para despedirse de ella. Con una voz temblorosa y fatigada. Estaba yo a su lado y se puso blanca como el papel soltando el auricular del susto, siendo un “Número Desconocido”.

Y es que, por tonto que suene, siempre he creído en espíritus y almas vagantes que nos acompañan. Como prueba la que le ocurrió a una amiga grabando un video de su cuarto en silencio, quedando grabada una extraña voz de fondo de una niña asustada que decía su nombre, y que tenía miedo…

Primer día que siento mis dedos con posibilidad de escribir en este diario abandonado. Que veo que estrenó los cambios que pedí que me hicieran. Y tras semanas con la CPU estropeada de nuevo y mi cuerpo decaer en el vacío interior. Que me llevó a reflexionar mucho y ahora que fué mi "regreso" y me voy actualizando, darme cuenta de que aquello que tanto pensé, por desgracia, es así...

Despidiéndome ya al empezar a tener malestar de cuerpo, flojeo en los brazos, dolor de cabeza y un sabor amargo en la boca.

"La Quinta Estación---> Todo se vuelve extraño".

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