miércoles, 1 de febrero de 2006

"Un joven zapatero salió de su aldea. Por el camino encontró unas hormigas, muy tristes porque un oso les había destruido su hormiguero. El zapatero les ayudó a reconstruirlo y las hormigas se ofrecieron a devolver el favor.
El zapatero siguió su camino y encontró unas abejas con el mismo problema que las hormigas. El joven también las ayudó, y las abejas le prometieron ayudarle en el futuro.
Más adelante, el zapatero se enteró de que la hija del rey estaba en el castillo de una bruja. El joven decidió rescatarla. Pero la bruja lo encerró en un apestoso calabozo con un saco de arena mezclada con semillas de amapola y le dijo que si no conseguía separar ambas cosas, le cortaría la cabeza al amanecer. El joven pensó en su muerte. Pero llegaron sus amigas las hormigas y le ayudaron a superar la prueba. La bruja quedó alucinada.
Entonces lo llevó a una habitación donde había trece doncellas con el rostro cubierto. El zapatero tenía que descubrir quien era la princesa. El joven se desanimó, pero vio a una abeja que se posó sobre… la más dulce, la verdadera princesa. Cuando el zapatero la descubrió el rostro, la bruja se convirtió en un cuervo.
Los jóvenes se enamoraron y vivieron rodeados de animales y amapolas".


Siempre es mejor ayudar que pasar de largo, porque nunca se sabe lo que nos depara el futuro.


"Si eres diferente, no intentes ser como los demás".

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