Siguiendo la narración de los viajes veraniegos, mi tercer día neoyorkino tuvo como estrella principal de la mañana a la Estatua de la Libertad!:) Un símbolo americano pero de fabricación europea, y que es reconocible en cualquier parte. Que gran ilusión me embargaba cuando estábamos en la cola con un montón de gente en la fila para coger el ferry que nos llevaría hasta ella, y que fue más rápida de lo que parecía. Y cuando querías darte cuenta, ya la tenías delante, con una impresión... :) De verla tan cerca y tan detallada tras años viéndola en fotos, televisión, películas... ver su rostro coronado, la antorcha en su mano, y el cuerpo entero en verde...
La rodeabas entera caminando viendo Manhattan en la otra orilla, que daba pena regresar ya que es un lugar al que no se vuelve... Pero había que decirla adios con una nueva vuelta y cruzar a la ciudad de nuevo... No sin antes refrescarse uno tomanado algo con la inusual vista de estar a sus pies en el pedestal de estrella.
Ya de nuevo enfrente, sin haber bajado en la Isla de Ellis porque no me interesaba verlo, caminamos hacia la Zona Cero aparte de para verla, también para comprar en un store de allí, y da una impresión por dentro sentir lo que allí se vivió...:S Tal explanada gigantesca donde estaban las 2 torres y que ahora está en obras construyendo la nueva... Que acongoja pensar lo que allí pasó en tal envergadura... Y desde allí, hasta Little Italy para comer en la primera pizzeria de la ciudad, donde unas maxipizzas riquísimas se ponían en tu mesa para que no dejaras ni un trozo :P Que para recuperar fuerzas tras toda la mañana venía de lujo!
Tras la comida, un ligero paseo por el SoHo, con sus tiendas de diseño y de alto standing situadas sobre los típicos edificios de Nueva York con sus escaleras sobre la fachada en distintos colores cada uno. Y ya tras un rápido vistazo por Tribeca y subir al City Hall con el ayuntamiento, enfilamos directos al puente de Brooklyn!:)
Fue la nota de la tarde y el anochecer, el tercer anochecer, con gran ilusión de verlo empezar y comenzar a andar por él, con los coches por debajo, y los ciclistas por arriba, viendo el famoso puente de la ciudad. Con sus banderas coronandolo, viendo como quedaba la ciudad atrás, camino de Brooklyn, desde donde divisas una preciosa panorámica de la ciudad y los puentes con el sol ocultándose por detrás, y con algunos de los restaurantes más chic y caros de la ciudad donde se paga más por la vista.
Y ya esperando el anochecer sentados en el puente, cuando el sol se apaga y se iluminan las luces con el color anaranjado del cielo, se crea una imagen de foto en cualquier perspectiva. Hacia el puente con sus bombillas iluminado, hacia la derecha con el puente de Manhattan sobre el Empire, y a la izquierda al City Hall con sus rascacielos que arañan el último sol iluminando sus fachadas. Donde te recreas hasta que es noche cerrada, y da pena llegar al otro lado del puente y volver a meterte entre las calles de la ciudad...
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