Un viaje comienza en el mismo momento en que empiezas a pensar en él. Y que mejor lugar para viajar que a París con la chica a la que amo. Y así, el martes pasado, un taxi me llevó a la Terminal 1 donde tras facturar la maleta (con un tontai que ya tuvo que poner pegas tontas), y billetes en mano, esperar allí su llegada al salir de trabajar. Y aunque saliéramos con una hora de retraso cumplir con las expectativas del día. Estos Low Cost…jeje :P Que sí que es verdad que era el primero que cogía y me hacía ilusión por ver que diferencias hay. Y la verdad que están muy bien. Pequeños detalles normales como un peso menor por equipajes para gastar menos combustible, catering con precio, revistas reutilizables o paneles informativos adosados al asiento, y venta curiosa de boletos de lotería, jeje, o tarjetas telefónicas, es normal ya que de algún lado han de venir las ganancias que sino no se de que vivirían… Sólo me fue molesto que no te asignaran asiento y tuvieras que correr a por dos libres juntos para que no los quitaran. Pero por lo demás, muy bien que ya había ganas de cogerlos.
Siendo nuestro primer vuelo juntos y nuestro primer viaje juntos. Una experiencia que me encantó y nos llegó a unir aún más. Y que estoy deseando repetir. Porque fueron 3 días que se fueron volando a su lado en mi ciudad favorita y con ella, ¿qué más podía pedir?.
Llegando al pueblo de Beauvais, un aeropuerto pequeñito pero muy agradable y sencillo, donde funcionó genial la rapidez con que salió el equipaje y el nuestro de los primeros. Así como la sencillez y comodidad para sacar los billetes del bus que estaba ya en la puerta esperando. Y es que hay que reconocer que en el viaje salió todo perfecto, en cuanto a horarios, sin problemas, y cumplimiento de planes yendo todo genial. Así, cogimos el bus que en hora y pico nos dejó en Port Maillot, punto de partida del viaje. Enfilando por la Avenida Charles de Gaulle hacia arriba directos al Arco del Triunfo. Cómo nos sentíamos por allí, nuestro primer caminar por suelo parisino respirando el aire de esa boinaza que vimos desde el avión :P llenos de ilusión con nuestra maleta viendo restaurantes y cafeterías todas bonitas.
Ya en el Arco, aparte de contemplarle por primera vez, también tuvimos la primera visión de la Torre. Y que bonita que nos sorprendió tanto! Porque de un modo especial estaba iluminada de azul y cada hora con destellos de luces blancas a modo de estrellas. Qué bonita! Bajando ya por nuestro bulevar, el Wragman, en busca de nuestro hotel, que estaba genial situado a escasos metros del Arco. En un cuco hotel muy bonito puesto, donde tras dejar las cosas arriba, comenzamos la tournée.
Reponiendo fuerzas rápidas con una burguer en el metro, directos que fuimos a Trocadero. Metros que siempre me lían viniendo al revés, y que quedan muy lejos de los nuestros, junto a esas papeleras rústicas. Y que casi nos matan esas puertas de salida, jeje. Pero una vez fuera, y tras avanzar unos metros, esperaba ese momento en que giras la esquina y te encuentras con la gran dama de azul vestida. El mismo lugar donde la vi por primera vez. Y donde esperaba su reacción al girar y verla de frente tan bonita, momento por el cual le tapé los ojos para destaparlos y ver su belleza.
Exhausto de lo bonita que estaba con las estrellas de la Unión Europea e iluminada de azul, no me cansaba de verla. Y buscar la foto perfecta. Bajando desde ahí hacia ella por la escalinata, y cuanto más cerca estaba, más me maravillaba, de su grandiosidad y de su bello color. Siendo un viaje de novedades para mi como era el verla así y el subir a ella de noche. Momento que me encantó, a pesar de que se me volviera a escapar el tercer piso por afluencia. Pero estar dentro de ella, habiéndonos saltado antes el control de seguridad, jiji, y empezar a subir…que emoción! Que vistas de bonitas en la noche de la ciudad de la Luz. Me encantó esa nueva perspectiva. Con la luna en el cielo, y tener todo París delante mio en la noche. Y tener a mi Soffi al lado en ese momento. Donde se hacía uno a la idea de las dimensiones de la ciudad y echando un primer vistazo a todo lo que veríamos en menos de dos días… Y allí vimos otra hornada de destellos de luces blancas que le hacían preciosa desde dentro. Daba pena irse de allí, hasta que nos echaron :P
Ya abajo, fotos curiosas desde sus pies y paseíto por el Campo de Marte para verla desde el fondo en otra perspectiva igual de bonita. Ya sabemos un lugar bonito para hacer botellón ;-) Y ya tocaba volver al hotel a patita pero hacía muy buena noche y fue un paseo todo agradable de su mano subiendo de nuevo a Trocadero y de ahí por el Bulevar Kleber directos al Arco. No sin antes ver desde abajo el último desfile de luces blancas parpadeantes desde un banco enfrente. Nuestra primera noche parisina. Que llegados allí y con los Campos Eliseos tan a mano, no pudimos bajarlos un poco para verlos y volver a subir por la acera de enfrente. Para ya sí, subir a la habitación y descansar tras todo el día que en 4 horas y media tocaba canto del gallo para aprovechar nuestro único día completo allí. Un besito de buenas noches. Y a dormir…
Siendo nuestro primer vuelo juntos y nuestro primer viaje juntos. Una experiencia que me encantó y nos llegó a unir aún más. Y que estoy deseando repetir. Porque fueron 3 días que se fueron volando a su lado en mi ciudad favorita y con ella, ¿qué más podía pedir?.
Llegando al pueblo de Beauvais, un aeropuerto pequeñito pero muy agradable y sencillo, donde funcionó genial la rapidez con que salió el equipaje y el nuestro de los primeros. Así como la sencillez y comodidad para sacar los billetes del bus que estaba ya en la puerta esperando. Y es que hay que reconocer que en el viaje salió todo perfecto, en cuanto a horarios, sin problemas, y cumplimiento de planes yendo todo genial. Así, cogimos el bus que en hora y pico nos dejó en Port Maillot, punto de partida del viaje. Enfilando por la Avenida Charles de Gaulle hacia arriba directos al Arco del Triunfo. Cómo nos sentíamos por allí, nuestro primer caminar por suelo parisino respirando el aire de esa boinaza que vimos desde el avión :P llenos de ilusión con nuestra maleta viendo restaurantes y cafeterías todas bonitas.
Ya en el Arco, aparte de contemplarle por primera vez, también tuvimos la primera visión de la Torre. Y que bonita que nos sorprendió tanto! Porque de un modo especial estaba iluminada de azul y cada hora con destellos de luces blancas a modo de estrellas. Qué bonita! Bajando ya por nuestro bulevar, el Wragman, en busca de nuestro hotel, que estaba genial situado a escasos metros del Arco. En un cuco hotel muy bonito puesto, donde tras dejar las cosas arriba, comenzamos la tournée.
Reponiendo fuerzas rápidas con una burguer en el metro, directos que fuimos a Trocadero. Metros que siempre me lían viniendo al revés, y que quedan muy lejos de los nuestros, junto a esas papeleras rústicas. Y que casi nos matan esas puertas de salida, jeje. Pero una vez fuera, y tras avanzar unos metros, esperaba ese momento en que giras la esquina y te encuentras con la gran dama de azul vestida. El mismo lugar donde la vi por primera vez. Y donde esperaba su reacción al girar y verla de frente tan bonita, momento por el cual le tapé los ojos para destaparlos y ver su belleza.
Exhausto de lo bonita que estaba con las estrellas de la Unión Europea e iluminada de azul, no me cansaba de verla. Y buscar la foto perfecta. Bajando desde ahí hacia ella por la escalinata, y cuanto más cerca estaba, más me maravillaba, de su grandiosidad y de su bello color. Siendo un viaje de novedades para mi como era el verla así y el subir a ella de noche. Momento que me encantó, a pesar de que se me volviera a escapar el tercer piso por afluencia. Pero estar dentro de ella, habiéndonos saltado antes el control de seguridad, jiji, y empezar a subir…que emoción! Que vistas de bonitas en la noche de la ciudad de la Luz. Me encantó esa nueva perspectiva. Con la luna en el cielo, y tener todo París delante mio en la noche. Y tener a mi Soffi al lado en ese momento. Donde se hacía uno a la idea de las dimensiones de la ciudad y echando un primer vistazo a todo lo que veríamos en menos de dos días… Y allí vimos otra hornada de destellos de luces blancas que le hacían preciosa desde dentro. Daba pena irse de allí, hasta que nos echaron :P
Ya abajo, fotos curiosas desde sus pies y paseíto por el Campo de Marte para verla desde el fondo en otra perspectiva igual de bonita. Ya sabemos un lugar bonito para hacer botellón ;-) Y ya tocaba volver al hotel a patita pero hacía muy buena noche y fue un paseo todo agradable de su mano subiendo de nuevo a Trocadero y de ahí por el Bulevar Kleber directos al Arco. No sin antes ver desde abajo el último desfile de luces blancas parpadeantes desde un banco enfrente. Nuestra primera noche parisina. Que llegados allí y con los Campos Eliseos tan a mano, no pudimos bajarlos un poco para verlos y volver a subir por la acera de enfrente. Para ya sí, subir a la habitación y descansar tras todo el día que en 4 horas y media tocaba canto del gallo para aprovechar nuestro único día completo allí. Un besito de buenas noches. Y a dormir…